Reseña documental: «Estadio Nacional»

Tienen memoria y no olvidan

Reseña documental

“Estadio Nacional”, Dir. Carmen Luz Parot, Chile, 2002.

César Valdez

Tesis VIII

La tradición de los oprimidos nos enseña que

el “estado de excepción” en que ahora vivimos es en verdad la regla.

Walter Benjamin / Tesis Sobre la Historia

Es necesario hacerse la pregunta si como sociedad podemos olvidar.

Evidentemente los individuos pueden

y quizá algunos deben hacerlo, para recuperar el deseo de vivir.

Pero la sociedad ¿Puede tender un manto de olvido?

Tomás Moulian / Chile Actual: Anatomía de un mito.

El Estadio Nacional de Chile fue inaugurado el 3 de diciembre de 1938, con el partido entre el Colo Colo de Chile y el San Cristóbal de Brasil. El equipo chileno triunfó 6-3. Este recinto, con toda su complejidad estructural, es decir, albercas olímpicas, pistas de entrenamiento, velódromo y campos de entrenamiento, bien puede ser un símbolo de la búsqueda del camino hacia la modernidad, un camino que parecía ir siempre hacia adelante.

En Chile todo parecía ir hacia delante, ya que, como afirma Tomás Moulian

Mientras América Latina se debatía en la barbarie política de los dictadores…

Chile presentaba un sistema de partidos estables, una sucesión ordenada en el poder, una cierta capacidad de negociación de sectores mesocráticos y populares…”

Sin embargo continúa Moulian

“En realidad, esa ejemplaridad de Chile estaba construida sobre la mezcla peligrosa del olvido y de la mistificación. Olvido de los comienzos de furia, de la ineficacia de los tiempos de prebendas, desorden e inestabilidad que se vivieron entre 1891 y 1932. Olvido de las leyes de proscripción de los comunistas entre 1948 y 1958, del campo de concentración de Pisagua. Mistificación sobre la profundidad de la democracia chilena. Este era sobre todo un barniz político, que nunca llego a destruir el sello oligárquico y “pituco” de la sociedad chilena. Sociedad estamental, de rotos, siúticos y pijes. Democracia de las élites y de los partidos, que perneó menos a la sociedad de lo que se creyó, que permitía que algunos siguieran pensando a los asalariados como rotos, subhombres, mientras estos mismos, estigmatizados por la soberbia pseudoaristocrática, eran incitados por otros a pensarse como clase-sujeto, encarnación de la emancipación. País de identidad contradictoria.”[1]

Entiéndase, en Chile no existe, no existió, y por lo menos no a corto plazo, existirá la “Democracia”, afirmación dura pero, ¿es posible llamar Democracia al sistema heredado por la dictadura que administra la Concertación? ¿Podemos llamarle democracia a un sistema político montado sobre la Constitución Política de 1980, un texto con claros y contundentes contenidos autoritarios? ¿Es democrático un gobierno que no castiga a asesinos y torturadores?

Pero hoy este no es el tema. Hoy estamos aquí para presentar el documental “Estadio Nacional” dirigido por Carmen Luz Parot, periodista que estudió comunicación en la Universidad Católica y que, en su momento, declaró a la mítica revista Punto Final su principal motivo para la realización de dicho documental:

“Mi ignorancia y la del país sobre el tema. Me puse a buscar diarios de la época y me impresionó la superficialidad con que trataban el tema. ‘El Mercurio’ y ‘La Tercera’ abordaban el asunto con un tono muy parecido al de hoy, buscando la amenidad, el lado ‘humorístico’ del Estadio Nacional convertido en prisión. Que una pareja contraía matrimonio en el Estadio y quien los casaba que era cónsul. Una nota de ‘vida social’, aunque la verdad era distinta: se trataba de un preso de nacionalidad italiana, tan torturado que su cónsul debió intervenir. La pareja viajó exiliada a Italia dos meses después. Se explotaba también a los ‘famosos’ presos en un ambiente supuestamente distendido y simpático. Se hacían correr chistes, por ejemplo, que los presos ‘embellecían’ el Estadio cantando ‘enceremos-enceremos’, en alusión al himno ‘Venceremos’. Muchas cosas más para que el país viera el Estadio Nacional como un amable encierro. Esto pasaba mientras en el exterior se publicaba ampliamente la verdad del horror».[2]

Así también, es de llamar la atención que en el Festival Internacional de Cine de La Habana “el jurado encontró resistencia en una delegada cubana que consideró ‘ingenuidad’ mostrar a militares humanos, cosa que ocurre un par de veces en mi documental. Pero se impuso el criterio de la mayoría después de una larga discusión.”[3] Por lo que el documental que hoy se proyectará es políticamente incómodo tanto para la izquierda como para la derecha.

“Estadio Nacional” es un documental que, a diferencia de lo que estamos acostumbrados, no contiene imágenes en las que figuren sesudos especialistas sentados en sus escritorios y con sus mejores libros como escenografía, pero tampoco tenemos el clásico narrador en off dirigiendo nuestra conciencia y nuestra atención.

En este documental tenemos hombres y mujeres dispuestos a hablar, hombres y mujeres en búsqueda de justicia, hombres y mujeres que, sin conocerse, compartieron un sueño político-social y económico, una lectura de la realidad y finalmente un tiempo y un espacio, fueron presos políticos en el Estadio Nacional desde septiembre hasta noviembre de 1973, junto a otros, por lo menos 8 000 personas, tienen memoria y no olvidan.

“¿Qué le impresionó más en el Estadio Nacional?

‘Cuando entré a las caracolas del velódromo me eché a perder la vida. Yo venía de un colegio ‘bien’. Tenía, claro, algún tío exiliado, quién no. Me crié además con toque de queda. Pero entrar a ese velódromo fue otra cosa. Una se hace testigo de algo terrible. La gente que torturaba ahí recibía sueldos por hacer eso y se considera normal que sigan en sus cargos. Hubo profesores universitarios que torturaron y que, igual que otros, siguen en universidades. Siete mil personas pasaron por el Estadio Nacional, fueron destrozadas físicamente y no hubo problema. La gente no quiere creerlo’».[4]


[1] Moulian, Tomás, Chile Actual: Anatomía de un mito, Lom-ARCIS. Primera edición junio de 1997, consultada Decimosexta edición diciembre de 1997. Santiago, 1997. pp. 156.

[2] Villegas, Sergio, “Estadio Nacional, campo de prisioneros En el lugar del crimen” Revista Punto Final – Edición Nº 512, Edición electrónica http//:www.puntofinal.com recuperado 31/08/2008 05:46:37 p.m.

[3] Ibíd.

[4] Ibíd.


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